Parece sencillo pero debe hacerse de una forma concreta para evitar inconvenientes . Y si éstos surgen, hay que saber como afrontarlos.
- Cortar la Cápsula: Utiliza un cuchillo o un cortacápsulas para retirar la parte superior de la cápsula que cubre el corcho. Mejor si es por debajo del reborde de cristal del cuello de la botella. Así se evitará ningún contacto entre el vino y la cápsula
- Insertar el Sacacorchos: Coloca el sacacorchos, preferiblemente uno de 2 tiempos o de camarero, en el centro del corcho y gíralo en el sentido de las agujas del reloj para introducirlo. Por favor, se gira el sacacorchos y no la botella, evitando así agitarla y remover los posos.
- Cierre con lacre en la boca de la botella: que viene a sustituir a la cápsula, en estos casos inserta directamente la espiral del sacacorchos en el centro de la boca atravesando directamente el lacre. No lo retires ni lo cortes porque no será un corte limpio. Será el propio corcho al sacarlo el que lo retire limpiamente y sin restos.
- Sacar el Corcho: Levanta el brazo del sacacorchos para extraer el corcho. Asegúrate de hacerlo suavemente y de manera continua. Atento a que no se produzcan roturas del corcho en la extracción.
- Corcho dañado o débil que se va rompiendo al extraerlo: Si ves que se va a romper y no lo vas a extraer completo, vuelve a introducir girando un poco más el sacacorchos, en la medida que éste te lo permita. Si definitivamente se ha roto vuelve a introducir la espiral del sacacorchos, procurando que el resto de corcho no caiga hacia el interior. En estos casos y siempre con cuidado, intenta hacer palanca llevando la punta de la espiral hacia el lateral de la botella. De esta forma arrastrarás con más seguridad el corcho.
- Corcho pegado en los laterales de la botella: lo ideal sería usar un sacacorchos de láminas, pero no siempre se dispone de uno en casa. En este caso suele ocurrir que la espiral sale sin arrastrar el corcho, rompiéndolo y desmenuzando la zona del centro del corcho. En el peor de los casos se habrá formado un agujero en el medio. Una posible solución, a riesgo de hundir el corcho dentro de la botella, es usar un cuchillo estrecho y con punta, para irlo introduciendo entre el corcho y el vidrio de la botella de forma que se vaya despegando. Posteriormente se introducirá la espiral por el centro, y se hará presión lateral llevando la punta hacia el lateral de la botella, para tirar del corcho hacia arriba y hacia el lateral.
- Limpieza del Cuello: Utiliza un paño limpio para limpiar el cuello de la botella de posibles residuos de corcho.
- Corcho hundido dentro de la botella: en este caso lo mejor sería trasvasar sin agitar mucho el vino a una jarra. Se habrá oxigenado un poco pero no habrá cambiado mucho, para poder apreciar posteriormente su evolución.
- Restos de corcho flotando en la botella: lo mejor sería usar un colador fino para que pasaran los menos posibles a las copas. En caso de no disponer de ello, se puede usar, hasta que se retiren todos, una servilleta o un pañuelo de tela que lo filtre. Si son pocos o muy pequeños, una cucharita servirá de ayuda.
- Servir el Vino: Sirve el vino en las copas, cuidando de no llenarlas en exceso para permitir que el vino respire.
- Si el vino está demasiado frío: servir igualmente poca cantidad para que vaya calentando. Ayúdate agarrando con la palma de las manos la copa para trasmitir tu calor al vino
- Si el vino está demasiado caliente: en estas circunstancias puedes:
- Si ya vas a empezar a beberlo, entonces agarra cualquier contenedor un poco alto de metal o plástico donde pueda caber todo el cuerpo gordo de la botella sin el cuello y añadirle agua, dos cucharas soperas de sal y hielo, sin que desborde.
- Si todavía se tarda un poco hasta que se empiece a beber, entonces moja la botella entera de agua, incluso ponle papel de cocina mojado por encima, y métela de 15 a 20 minutos en un congelador.