Riesgos a evitar al guardar el vino

Muchos vinos se han estropeado por no tener en cuenta alguno de estos factores. Y te aseguro que no es agradable ver como una botella que has cuidado con esmero se estropea por una simple negligencia que podría haberse evitado. Igualmente este apartado te sirve para poder valorar el posible estado de conservación de una botella que estás pensando en comprar según el sitio donde se encuentra almacenada

  • Luz Directa:
    • Rayos UV: Evitar la exposición directa a la luz solar o artificial intensa. Puede provocar cambios en propiedades como aroma y color. Como resultado, se produce el defecto conocido como gusto de luz, atribuido aromáticamente a goma, azufre, cebolla y col hervida. Algunas personas pueden atribuir erróneamente al productor por utilización excesiva de sulfitos. En este sentido, la próxima vez que detectes sabor sulfuroso o exceso de sulfitos en el vino, plantéate primero si has conservado correctamente el vino o bien el lugar donde lo has comprado ha estado expuesto a luz directa. Los vinos blancos son más sensibles a este fenómeno por ello requieren si cabe, mayor protección contra la luz directa.
  • Temperatura Variable o no Ajustada:
    • Fluctuaciones Bruscas: Evitar cambios rápidos de temperatura  porque pueden provocar la expansión y contracción del líquido dentro de la botella, lo que puede provocar un sellado comprometido y una posible oxidación
    • Temperaturas no Ajustada: si  la temperatura es demasiado alta, el vino tiende a evolucionar más rápidamente y esto puede llegar a traducirse en un envejecimiento prematuro. Una bodega demasiado fresca ralentiza la evolución del vino y puede ser la causa de que se produzca la precipitación de cristales de tartratos
  • Vibraciones:
    • Estabilidad: tener la bodega o el sitio de almacenamiento alejado de fuentes de vibraciones como motores o equipos ruidosos como: lavadoras, lavavajillas, aires acondicionados, ascensores, el tráfico de la calle, etc. Igualmente si tienes un armario climatizado procura que el motor vibre lo mínimo. Se ha constatado que las vibraciones afectan a la acidez y a los taninos.
  • Olores Indeseados:
    • Aire Fresco: Evitar olores fuertes y permitir una buena ventilación para mantener el aire fresco. El corcho es un elemento poroso que puede absorber los olores del exterior y dañar el vino: olores de productos químicos, de alimentos fuertes como el queso y los embutidos, de los gases de escape de los vehículos, o de una cocina. La buena ventilación impedirá que se formen mohos en el ambiente y que puedan llegar a atacar al corcho de forma que acabe dañando el vino.